No
hace mucho tiempo, al terminar una participación en un taller para
padres adoptivos, un futuro padre me pregunto: ¿Mónica crees que el
problema en el cual los padres no hablan con la verdad a su hijo, ya
no es un problema actual?
Me
hubiera gustado mucho poder contestarle afirmativamente, decirle que
eso es algo del pasado, mas no pude hacerlo pues en realidad es algo
que se sigue presentando.
Yo
nací en los sesenta y en ese tiempo las adopciones mayormente eran
ilegales; en realidad no he conocido un caso de alguien de mi edad
que haya tenido una adopción legal. En aquel tiempo registraban al
bebe bajo su nombre como si hubiera sido su hijo/a biológico. En
muchas ocasiones empezaba una vida de la mano de un secreto, se
resolvía como comúnmente se dice “tapando
el sol con un dedo”.
Algo que por mucho tiempo nadie me dijo y yo siempre supe, ya que
siempre lo sentí, como lo he platicado en otras ocasiones.
Viví
en un secreto que hizo incluso que en algunas ocasiones, me sintiera
ajena a determinado círculo en el que otra gente si estaba. Por
ejemplo, alguna ocasión cuando mi mamá estaba hablando con alguna
persona la cual no podía tener hijos, ella le sugería: “Deberías
adoptar” mirándome justo en ese preciso instante. Una de las cosas
más difíciles para mí en ese momento, fue escuchar a mi mamá
decir esa frase con tanto amor y diferenciar su mirada de una mirada
común.
Hablar
con la verdad es uno de los temas más difíciles que hay,
especialmente en las familias formadas por medio de la adopción. He
conocido casos hoy en día en los que los padres afirman que la
verdad es algo que siempre han manejado desde casa, pero lo que se
maneja en realidad es una “verdad”
endulzada o exagerada y cuando esto sucede, entonces esa ya no es la
realidad. Hablar con la verdad es un tema tan complicado en la
mayoría de las ocasiones porque detrás de una adopción hay
historias difíciles, fuertes y a veces hasta crueles.
Hablar
del abandono no es un tema fácil, hablar de la muerte de los padres
biológicos en circunstancias terribles, de maltrato, de descuido o
de abuso, por mencionar solo algunas de las situaciones que se
encuentran continuamente detrás de una adopción; en ocasiones es
prácticamente imposible. Dialogar con un niño puede resultar un
tema que a los padres les puede parecer simplemente fuera de lugar,
les puede parecer cruel, incluso hasta atroz. Si los padres no tienen
conocimiento y preparación para hacerlo, tienen razón en sentir
miedo. En ocasiones se decide día a día posponer la verdad, cuando
lo peor que se puede hacer es precisamente eso, posponerlo, esperar a
que crezca para que así pueda entender, eso puede parecer lo más
sensato y lógico, sin embargo no es así, es una medida que daña,
que vulnera, será una mentira con la que el/la hijo adoptivo vivirá
durante su niñez, eso lastimará y causará un daño. Imagina por un
momento que tus padres te mientan con tanto amor y además te
engañen. Siempre hay que tener en consideración las consecuencias
de esto mismas que son las que vivirá el hijo/a adoptivo que creció
con tanto amor de parte de sus padres.
En
realidad, hablar con la verdad puede ser algo mucho más sencillo de
lo que la mayoría de la gente piensa, yo estoy de acuerdo con lo que
dicen los expertos, lo mejor es resolver lo más difícil y doloroso
durante la niñez, claro, poco a poco y siempre respetando la edad.
En mi opinión la mejor manera de hacer esto es con ayuda de un
terapeuta que conozca y entienda el tema del abandono y de la
adopción. Es aquí que me atrevo a comentar que solo algunos
terapeutas pueden ser de ayuda en estos casos, insisto es importante
que sea un terapeuta que conozca del tema, y es todavía mas
importante que la terapia de resultados a corto y mediano plazo, pues
si no es así, ¿cuál seria el caso de tener ayuda profesional?
También es muy importante saber que esto será una medida temporal y
por etapas. Lo cierto es que el mejor momento para solucionar este
tema definitivamente es antes de la adolescencia, pues es ahí cuando
empiezan otros procesos psicológicos en el ser humano que suelen
desestabilizar, es una época en la que empiezan a integrar su
identidad y un/una joven adoptado/a tiene, por explicarlo de cierta
forma, una carga doble que tendrá que resolver y acomodar durante
esos tiempos tan turbulentos.
Esto
es parte de mi misión en la vida, hacer saber a las personas que
ocultar información a su hijo respecto a su origen es mentir;
endulzar los hechos es mentir; exagerar los hechos es mentir; y me
parece importante que las personas recuerden que el niño en realidad
ya lo sabe todo, pues ¡él es quien lo vivió! Quizá no lo tenga en
un nivel consciente, pero aun así ¡lo sabe!
Prepararse
y buscar ayuda para resolver en el mejor momento las situaciones
difíciles y dolorosas que conlleva la adopción, puede traducirse en
una gran diferencia para disfrutar en familia y sobre todo para que
los niños que han sido adoptados logren vivir una vida plena y feliz
día con día.
Gracias
por leer! ; )
Mónica
Castañeda U.