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domingo, 22 de enero de 2012

Una niña y su duelo


Recuerdo vivamente cuando yo era una niña, tan angustiada y tan feliz, tan triste y tan feliz, tan agobiada y tan feliz. Recuerdo esperar a que se hiciera de noche para poder llorar cuando nadie me viera. Por mucho tiempo no lo entendí, me confundió y me enojó sentirme así, constantemente me preguntaba ¿de dónde viene tanta tristeza? ¿de dónde vienen tantas ganas de llorar? Todo esta tan bien!!

Recuerdo que durante mi niñez me sorprendía mucho cuando veía a otras niñas disfrutar sus juegos, reír, en fin, disfrutar el momento, además lo hacían con una gran sonrisa, eran felices así nada más. Lo que más me sorprendía es que a pesar de estar ahí y que fuera una situación agradable yo apenas podía sonreír, recuerdo que pensaba ¿Cómo puede estar tan feliz? La mayor parte de mis recuerdos son en los que estaba a la defensiva, en otros, distraída y triste. Físicamente tuve algunas manifestaciones de estrés, la que si llegó a notarse fue porque me mordía mucho la lengua y me lastimaba, al grado que llego un momento en que por el dolor de lo que me había hecho, me impedía comer. Cuando mis Papás se dieron cuenta, me llevaron al médico y el dijo que no tenía nada, que eso normalmente se presentaba como resultado de situaciones de mucho estrés, ellos me preguntaron que porqué estaba tan nerviosa, yo no quería decirles nada de lo que sentía dentro de mí, de lo que yo estaba viviendo cada noche. No había nada aparentemente malo, tenía buenas calificaciones, los problemas de la escuela no eran nada trascendental, todo estaba muy por debajo del radar, por llamarlo de alguna manera.

Recuerdo muy bien cómo me llamaba la atención las mamás que cuidaban mucho de sus hijos, las que estaban presentes en la vida de sus hijos, incluso, algunas de ellas fueron a regañarme por hacer llorar a sus hijas, por hacerlas sentir mal y yo solo pensaba “cuando yo sea Mamá, seré como ellas” y así lo fui. Esto en ningún momento es que mi Mamá estuviera distante de mi, simplemente es lo que llamaba más mi atención.

Hubo algunas niñas que eran como un imán para mi, hijas de amigas de mi Mamá, y otras, compañeras en la escuela, niñas que siempre estaban muy tranquilas, que disfrutaban los juegos, las platicas, la convivencia, ahora se que eran niñas que se dedicaban a lo que una niña normalmente hace, ser felices disfrutando el momento. Ésta era una situación muy difícil de entender y lo único que venía a mi mente en ese momento era encontrar la forma de molestarlas y que pasaran un mal rato, quizá alguna broma pesada, lo que fuera necesario para hacerlas sentir mal en ese momento. Hoy entiendo que esto es algo terrible y la verdad no me siento bien de haberlo vivido, sin embargo, así fue y no lo entendí por mucho tiempo. Afortunadamente, el buen ejemplo en mi casa con mis Papás en un ambiente tranquilo y de mucha comunicación, especialmente con mi Papá, me ayudo a controlar ese coraje hacia lo “bonito”, lo “bueno”.

Algo que también me sorprendía mucho, era como esa niñas podían hacer y disfrutar de actividades tan simples como dibujar o jugar algún juego de mesa, es más, eran muy buenas hacíendolo, además, lo disfrutaban lo que para mi, era un don especial. ¿Cómo pueden disfrutar tanto? ¿Cómo pueden ser tan seguras de si mismas? ¿Cómo pueden ser tan buenas en lo que hacen? Y más aún, ¿Cómo si yo estoy ahí, no lo puedo disfrutar también? Era como si yo no tuviera ese don que ellas tenían, ese poder mágico para disfrutar cada momento, ese poder de concentración. Constantemente estaba nerviosa y molesta, siempre a la defensiva, siempre atenta a algo que no estaba ahí, con ese terror a que algo muy malo podía suceder en cualquier momento, esto me limitaba mucho para poder disfrutar los juegos y la convivencia hasta que me acostumbre a vivir así... y así paso mi niñez.

Mucho tiempo después entendí que yo tenía un duelo sin resolver y sin reconocer. Es por eso que el tema del duelo en la adopción me parece crucial y que requiere la atención de todos los padres, pues si queda sin resolver, afectará el desarrollo del niño en sus interacciones y crecimiento, incluso, hacer que la personalidad del niño quede oculta dentro de este cúmulo de emociones negativas, pues siempre va a estar “ocupado” pensando en eso que no entiende y que no tiene ni la menor idea de dónde viene, tampoco podrá entender porqué reacciona así. Lo más delicado es que puede llegar a acostumbrarse a vivir así, mientras más tiempo pase más difícil será el proceso.

Los expertos dicen que es de suma importancia ayudar a los niños a pasar por sus etapas de duelo ya que no tienen la fuerza o entereza emocional para hacer este proceso por su propia cuenta. Si no reciben ayuda especializada y el apoyo de sus padres, ¡podrán quedarse estancados en esa situación toda la vida!

Se que lo primero que se necesita para que una adopción se viva mejor es RECONOCER que el niño adoptado a sufrido un abandono, en la mayoría de los casos, aunque hay niños que han sido dados en adopción porque sus padres mueren, ese puede ser un ejemplo de los que no llevan un abandono a cuestas, sin embargo, es importante reconocer que en todos los casos los que hemos sido adoptados hemos sufrido pérdidas al comienzo de nuestras vidas, por parte de las personas que “debieron” cuidarnos, protegernos y darnos amor en la vida, justo en el momento que estábamos más indefensos, cuando no teníamos ni voz ni voto en esa decisión.
Entonces un niño/a que fue adoptado al nacer o que fue separado de su familia e institucionalizado puede estar en duelo por perder a sus padres y por otras muy variadas razones, por ejemplo, por haber perdido la oportunidad de crecer en su familia de origen, o por la simple idea de lo que “hubiera” sido su vida si no lo “hubieran” abandonado, el duelo de cada uno es muy particular, es único. Ahora, es importante comentar que el mejor momento para solucionar y superar este duelo es la niñez.

Yo fui dada en adopción al nacer pues las personas que me dieron la vida así lo decidieron, yo si sentí ese abandono y ese rechazo, la pareja que me adopto, mi Papás, no supieron manejar mi adopción, me ocultaron mi origen, mi historia, yo siempre sentí, supe, que había algo que no estaba bien en mi vida, también sentí que ellos me desearon y amaron cada uno de sus días aunque nunca hablaron conmigo de mi adopción. Me dieron mucho amor y se que me hubiera gustado mucho platicar con ellos de todo esto que paso, de mi adopción, escuchar sus opiniones al respecto y que me orientaran en mis pensamientos y reacciones, estoy segura que todo hubiera pasado al cabo de un tiempo.

La adopción es solo un proceso y puede ser lo mas maravilloso en la experiencia de la familia, por eso es tan importante que los padres estén preparados y tengan conocimiento de las situaciones que se pueden presentar con sus hijas/os. Especialmente prepararse enfrentando sus propios miedos para poder tratar los temas de adopción y origen con sus hijos y lo pueden hacer ayudándose de un profesional para que llegado el momento, cada etapa sea una etapa superada más, en el libro de los recuerdos.

Mónica C.U.


2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu valiente blog. Quiero saber, aprender sobre adopción porque quiero estar lo mas cerca posible de mi hija. Te agradezco cada entrada.
    Itsaso

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  2. Hola Itsaso, muchas gracias a ti también por leerme ; )

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