Hablemos de Adopción, Siempre!

sábado, 22 de octubre de 2011

Adopción y Duelo


Ocasionalmente en conversaciones o libros en torno a la adopción se dice que hablar de adopción es hablar de pérdidas, para mi eso es algo “grave” y realmente creo que es muy importante entender bien que esta frase le pone una nota negativa a la adopción. Esto tiene origen en que la adopción es el punto de encuentro de personas con historias de vida difíciles que han sufrido pérdidas.

Normalmente son tres las partes que están involucradas en el proceso de adopción que lo han vivido.

  • Una pareja que biológicamente ha procreado un hijo que no desea (en la mayoría de los casos) y que decidieron darlo en adopción. Esta es la pérdida en cuanto a la oportunidad de criar a su hija/o biológico.
  • La niña/o que ha perdido a su padre y madre al momento de nacer o en los primeros años de su vida.
  • La tercera, que no es necesariamente una regla, aunque es muy común y es la pareja que por circunstancias de la vida no ha podido procrear y ha perdido la oportunidad de hacer una familia biológica.

Las tres partes han sufrido perdidas solo que de las tres, la pérdida que sufrió la/el niña/o que es adoptada/o es la única que no se reconoce como tal, sobre todo esto sucede con los bebes adoptados al nacer, ¿Quien iba a pensar que un bebe recién nacido siente el abandono de su madre? La hija/o adoptiva/o es la/el única/o dentro de este proceso que no tiene una explicación clara de lo sucedido, no entiende bien lo que perdió y mucho menos porqué. Es natural entonces que como consecuencia de esto la niña/o muy probablemente se verá afectado en diferentes aspectos y etapas de su vida.

Para evitar eso es muy importante saber que lo que sigue de la experiencia de pérdida es el duelo, el cual llega después de un proceso que empieza por entender y llorar la pérdida para así poder sanar y seguir adelante en la vida. En este proceso es entonces recomendable que los papás conozcan y se preparen para manejar lo que se pudiera presentar en el día a día para enfrentarlo de la mejor forma posible y es altamente recomendable ayudarse de un profesional. Entonces, para decirlo de otra forma, hablar de adopción es hablar de un tiempo en el que se viven duelos en los que idealmente se sanan las pérdidas inherentes a la adopción.

Los expertos comentan, y a mi me hace mucho sentido, que la pérdida que sufre una niña/o al nacer o dentro de los primeros tres años de vida tiene efectos devastadores en su psique. Esto se debe a muchas razones, específicamente porque es la peor de las pérdidas ya que sucede en una etapa de la vida en la que la niña/o es incapaz de expresar lo que siente con palabras pues aún no habla, tal vez, es mas devastador porque ni si quiera ella/el misma/o entiende lo que siente, no entiende el porqué y peor aún, esta es una perdida que socialmente ¡NO esta reconocida! Además, no ha tenido cierre como en el caso de las personas que experimentan la muerte de un ser amado en el que los involucrados tienen claridad de lo que sucedió.

En la adopción, las personas que te dieron la vida andan por ahí, ¡existen! Esto genera mucha confusión y dolor, incluso, muchas hijas/os adoptivos imaginan que podría ser reversible, algunos que he escuchado piensan “puede ser que algún día conozca a las personas que me trajeron a este mundo y tal vez, solo tal vez, pueda tener una relación con ellos”. Personalmente yo algún día llegué a tener esas ideas en las que podría tener contacto con ellos, y no para buscar “papás” porque eso si lo tuve y los mios fueron maravillosos, sin embargo se me ocurrió que quizá podría tomar un café y platicar de vez en cuando, aunque ni de esa forma me fue posible relacionarme con ellos.

La adopción ha tenido muchos juicios sociales negativos, las hijas/os adoptivos han sido discriminadas con frases como “el pobrecito niño adoptado” “que lástima, sus padres lo abandonaron”. En lugar de eso, podríamos entender que fue víctima de las circunstancias de su nacimiento y hacer todo lo posible para ayudarlo a sanar su dolor. Aún así, hay algo mucho peor que esta falsa compasión que, aunque ha mejorado mucho, aún no se erradica y es que todavía algunos papás adoptivos deciden manejar esta pérdida con secretos, mentiras, falta de información, verdades a medias y mentiras endulzadas.

Li kim, adoptada estadounidense, coreana de origen, comenta:
Cuando me decían que mi madre biológica me quería tanto que renunció a mí para poder darme una vida mejor, yo sólo sentía un terrible miedo de que mis padres adoptivos me llegasen a querer de esa forma tan intensa.

Ahora, también hay otra forma de lastimar a una hija/o y es constantemente decirles lo afortunados que son por haber sido adoptados, recordemos que como padres adoptivos, también ustedes son afortunados y que de este proceso todos se vieron beneficiados. Hay personas que llegan a decir a sus hijos, “agradece lo afortunado que eres porque te adoptamos, de otra forma, quien sabe donde estarías” o “agradece tu adopción porque si no fuera por esto, tu vida hubiera sido una miseria". Cualquiera de las dos formas, para manejar la adopción a las hijas/os, va en contra del proceso para sanar  y lo hace mucho más doloroso.

Que los papás tengan más confianza en el poder de recuperación de su hija/o, y ayudarse de un profesional enfocado a la adopción, eso si los hará crecer sintiéndose valorados y respaldados en la vida.

Constantemente comento con los papás adoptivos con los que tengo contacto que en mi experiencia me he dado cuenta como es que la mayoría de los papás por medio de la adopción tienen toda la disposición de aprender, ayudar a sus hijos a crecer y por supuesto, a sanar. Los papás son los responsables de que la familia se desarrolle sanamente y si las familias del mundo se prepararan con tanto amor como lo hacen la mayoría de los padres adoptivos, seguramente nuestra sociedad sería mucho mejor de lo que es hoy.
Hablemos entonces de adopción, con la realidad en la mano y el conocimiento de esta circunstancia de vida, aceptar que la niña/o tiene una necesidad de duelo es muy importante para que logre desarrollarse, vivir, disfrutar la familia y el amor que hoy tiene.


Mónica C. U.