Lo que me ha motivado este tiempo a compartir mi historia de adopción y mi vida con mis Papás ha sido como primera instancia el amor y cuidados que recibí de ellos cada día, lo felices que eramos en familia. La segunda es un profundo dolor que viví en secreto muchos años y que era completamente incongruente, desentonaba con todo lo que me rodeaba y la vida que tenía, una gran ansiedad acompañada de tristeza que hacía más fuerte ese sentimiento de no pertenecer a mi familia.
Constantemente estudio y me informo de los temas alrededor de la adopción y recientemente encontré un material sumamente interesante de Nydam (1999) en el que propone que la adopción y el abandono son dos cosas completamente diferentes entrelazadas en una situación de la vida de una familia, mi conclusión es que éste enfoque es uno de las más acertados que hay respecto al tema por lo que les comparto mi impresión.
El abandono sucede cuando una pareja, decide renunciar a la paternidad de su hija/o, en ese momento marcan de por vida a ese ser humano, provocan una herida muy fuerte y profunda en ese/a bebe o niño/a, que a lo largo de su vida surgirá de muy variadas formas y normalmente de manera inconsciente y que para tener una vida mas sana emocionalmente se debe tratar en terapia. Los autores John Bowly, Psicólogo y Donald Winnicot, Pediatra y Psicólogo, entre otros, demuestran en sus investigaciones y estudios lo importante que es el cuidado de los padres hacia un hijo dentro de la familia, especialmente el lazo entre la madre y el/la hijo/a desde el vientre hasta aproximadamente los tres años de vida. Cuando se procura este cuidado y unión, el resultado es una buena salud mental.
La falta de este cuidado provoca la ruptura del lazo madre-hijo/a, como en el caso del abandono que sufre el ahora hijo/a adoptivo/a, en otros casos la ruptura se presenta por situaciones de abuso o una separación abrupta de las personas que tienen al bebé o niño/a bajo su cuidado y puede afectar gravemente su futuro.
Para entender esto claramente es importante reconocer que el bebé siente y percibe su entorno desde que se encuentra en el vientre (psicología prenatal) y que para ese bebé la madre es todo su mundo. A través de su madre es que va aprendiendo todas las sensaciones y emociones, así mismo, establecerá la forma en la que se relacionará con las demás personas con las que tenga contacto en su vida, para explicarlo más sencillo, esto determinará la forma en la que se desenvolverá en el mundo a lo largo de su vida. Al saber esto es mucho más fácil entender que exista lo que Nancy Verrier llama la “herida primaria” que se hace a ese bebé si es abandonado al nacer o en los primeros años de vida. Esto se puede agravar si el niño/a ha sufrido varios abandonos o ha estado bajo el cuidado de diferentes personas, por ejemplo ha estado en diferentes casas hogar o casas intermedias.
La adopción es por otra parte la trasferencia de los derechos de paternidad a unos padres no biológicos, a partir de ese momento empieza una vida en familia, y como dice Nydam, la adopción es un proceso de sanación para el niño/a abandonado pues tiene la oportunidad de recibir todo lo que le fue negado, por ejemplo; amor, cuidado, compañía, cariño, relaciones familiares, y en muchas ocasiones, hermanos. Es también una nueva vida para la pareja que decidió hacer o expandir su familia por medio de la adopción, este niño/a llega y completa su familia, les da la oportunidad de ser padres, incluso, hay ocasiones en que las parejas que deciden adoptar por casos de infertilidad después de la adopción han concebido cuando habían pensado que eso nunca sucedería.
Separar el abandono, de la adopción es algo muy sano, que además ayuda a entender con mucho más claridad la dualidad tan contrastante con la que la mayoría de los adoptados vivimos, personalmente la considero la única manera en la que yo puedo entender lo que viví.
Ahora entiendo que lo mejor de mi experiencia fue haber sido adoptada, a pesar de que hubo situaciones que perjudicaron mi adopción, lamentablemente mis Papás no supieron manejar esa situación en nuestra familia, y no los culpo, con tantos prejuicios de la “sociedad” de entonces y tantos miedos sin resolver, o tal vez, asuntos de infertilidad sin trabajar, porque tomar terapia en esos tiempos tampoco era muy bien visto, independientemente de las razones que hubieran tenido para hacerlo ellos decidieron vivirlo en secreto y eso me hizo daño. A pesar de eso, sus cuidados y amor me dieron la fuerza para sobrellevar y salir adelante del abandono que viví al nacer y que me hizo sentir mal por tanto tiempo sin entender porqué.
Muchas personas consideran la adopción como un suceso traumático y devastador para un niño/a y si no se tiene conocimiento de lo que rodea a la adopción, puede tomarse así, a mi me sucedió. En mi experiencia cuando me enteré que había sido abandonada y que mis papás me habían adoptado sentí que quería morir, empecé a pensar que yo tenia algo muy malo pues no me quisieron, y esto me hizo desatinar por varios años y realmente no me sentí así por haber sido adoptada, me sentí así porque confirmé lo que siempre había sabido, “yo no era su hija y alguien no quiso tenerme”, porque alguien me rechazo, porque alguien al nacer me abandono y a pesar de no saberlo conscientemente, siempre lo supe. Por un tiempo sufrí mucho porque la persona que por naturaleza debió amarme y cuidarme me dejo, fue difícil llegar a este punto donde entendí y acepte que fui resultado de un embarazo no deseado, no planeado, eso fue lo que me ocasionó esta herida que me ha tomado más de media vida entender y sanar. Tomó tanto tiempo porque los primeros 30 años de mi vida lo viví en secreto, ahora lo se, lo entiendo, y estoy convencida que lo mejor que las familias entrelazadas por medio del abandono y la adopción pueden hacer es prepararse, conocer la realidad de lo que pueden encontrar en su vida, y entender que el amor por sí solo no es suficiente, éste debe estar acompañado por la comprensión de esta situación de vida que es una parte intrínseca a la adopción.
Es este mi compromiso con mi familia, porque después de todo lo vivido realmente no puedo pensarlo ni verlo de ninguna otra manera, la adopción es una mejor oportunidad de vida para todos los involucrados, claro debe haber sus excepciones en casos aislados, aún así quiero trabajar para que cada vez existan menos de esas excepciones, y muchas más adopciones sanas.
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Mónica C.U.
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