Hoy
me da mucho gusto compartir con ustedes un escrito de Gaudí
Rodríguez Juárez, Psicólogo y Psicoterapeuta con más de 15 años
de experiencia en el tema de la adopción, y autor del libro "Cero
golpes", 100 ideas para la erradicación del maltrato infantil.
Todo mi agradecimiento a
Gaudí y a Casa Hogar Amigo Daniel, A.C en León, Guanajuato por su
invitación a la conferencia " Vivencias y Realidades en la
adopción", por su confianza y facilidades para mi
participación, en especial a la directora General Lic. Liz Esparza,
a la coordinadora del área de adopciones la Sra. Susana Fox, y a la consejera de casa Amigo Daniel, Sra. Silvia Ribot, fue un honor estar con ellos trabajando en pro de
la adopción.
Vivencias y realidades
en la adopción
En la actualidad los
padres que tienen un mínimo de información conocen la importancia
que para su hijo o hija tiene saber acerca de su adopción. No
ocultarle la realidad es una premisa que cada vez goza de mayor
respaldo, pues conocer su pasado, saber acerca de su origen es su
derecho y una de sus necesidades de desarrollo humano trascendente.
No obstante, las
preguntas muchas veces giran alrededor del cómo, cuándo y de qué
manera decírselo. Aún cuando las recomendaciones generales pueden
encontrarse con relativa facilidad en internet y alguno que otro
libro, su puesta en marcha se complica debido al temor a lastimar al
hijo al platicarle algunos datos difíciles de su pasado.
Justo esto es lo que
estimula a muchos adoptantes a preferir no saber la historia del niño
o niña que están por ahijar, situación que en ocasiones se
amalgama con las fallas y deficiencias técnicas de los procesos de
adopción que aún subsisten, por ejemplo cuando las y los
profesionales responsables de compartir toda la información del niño
a los adoptantes no lo hacen, para evitarles el trago amargo de
compartir el arranque difícil que el niño tuvo en la vida. Y es que
no debemos de perder de vista que si existe la adopción es porque
antes hubo una desvinculación de sus progenitores, sobre todo de la
progenitora, que termina por ceder voluntariamente a su hijo a otros
padres ante la imposibilidad de poderlo cuidar; en otras ocasiones
fue el maltrato lo que llevó a la autoridad a separar al niño o a
la niña de sus agresores.
También existen casos
donde las y los profesionales que gestionan el proceso de adopción,
simplemente no tienen mucho que contar sobre el pasado del niño más
allá de un par de datos que explican por qué la adopción es la
alternativa para dicho niño.
Existen muchos casos
donde la adopción se realizó de manera directa, es decir, la
progenitora cedió directamente a su hijo a unos adoptantes, los
cuales si se informaron bien, tramitaron un juicio de adopción tal y
como la ley mandata. Sin embargo, al no recibir apoyo ni asesoría
sobre las especificidades de la adopción, terminaron por ocultarle
al niño su historia, su pasado, su adopción. Acaso por ignorar la
importancia que tal cosa tiene para el niño, acaso por ansiedades y
fantasías catastróficas que rondaban en la cabeza de los
adoptantes.
El hecho de que el niño
haya sufrido un arranque en su vida caracterizado por las pérdidas y
la adversidad no significa que su futuro esté condenado al fracaso,
a la infelicidad, a la disfuncionalidad. Los dados no están
marcados, como en ocasiones plantean algunas posturas psicológicas
deterministas. Mientras estamos en la vida el juego no termina, los
humanos nos seguimos construyendo y reconstruyendo.
No es el evento adverso
el que genera la fractura o el trauma en el psiquismo, en la
personalidad, sino la imposibilidad de poder vivirlo, expresarlo y
resignificarlo con la ayuda de los otros: cuando hablamos de los
niños, con la ayuda de los padres, tutores y demás adultos que
participan en su educación y crianza.
¿Quién no ha tenido una
pérdida, una experiencia difícil en la infancia? De la adversidad
nadie se salva, ni el niño más cuidado y deseado. La adversidad es
parte de la vida. El reto es aprender y adquirir la fuerza para
enfrentarla, aprender de ella y salir más fortalecidos; a esto se le
llama resiliencia y es lo que toda madre, todo padre (biológico o
adoptivo) debemos fomentar con los hijos e hijas.
¿Cómo, cuándo, de qué
manera hablarle de su pasado al hijo adoptivo? No existen respuestas
universales ni únicas, pues cada hijo es único, lo mismo que sus
circunstancias y sus padres.
Lo
que sí existen son guías que iluminan el camino. Y queremos
compartirlas contigo en la conferencia organizada por Amigo Daniel,
A.C.: “Vivencias y realidades de la adopción”, la cual se llevó
a cabo el pasado 21 de noviembre a las 19:45 horas en la Universidad
Iberoamericana León. Durante un par de horas la psicoterapeuta
e hija adoptiva Mónica Castañeda y un servidor compartimos las
implicaciones y significaciones de la adopción en las diferentes
etapas de vida: infancia, adolescencia, adultez...
Gaudí Rodríguez Juárez
Gaudí Rodríguez Juárez
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