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viernes, 22 de junio de 2012

Entendiendo el abandono


La verdad es que sé que voy a tocar un tema muy polémico que está directamente ligado a la adopción. A mí me parece que es muy respetable lo que cada persona piense al respecto, solo que hay cosas que solo son lo que son. Y cuando hablamos de adopción, no podemos dejar de hablar y de pensar en que para que la adopción exista como tal, tuvo que haber antes un abandono, tuvo que haber existido un niño que quedó en estado de desamparo total. Es también muy cierto que no siempre la adopción se presenta en esas circunstancias; a veces, cuando los padres biológicos mueren, entonces un niño queda desamparado, y ahí también se da una adopción, solo que en ese caso no existió un abandono: ese niño no fue entregado en adopción por sus padres biológicos. En esa circunstancia, la persona que fue adoptada no trae consigo esa carga tan grande de sentimientos encontrados y daños que el rechazo y el abandono pueden generar.

¿Qué es el abandono? ¿Es posible que se pueda entender esta palabra de manera diferente, cuando tiene un significado que se puede encontrar en cualquier diccionario?

Cuando un niño es abandonado, quiere decir que voluntariamente se le dejó, que voluntariamente se decidió darlo, regalarlo, venderlo, entregarlo, cederlo, depositarlo en una casa hogar o el lugar que haya sido. Tal vez se tomó esa decisión para evitarle al pequeño un daño mayor, esa es una buena posibilidad, cuando uno se empeña en buscar razones para entender semejante acto. Y digo semejante acto porque el abandono lastima, el abandono hace daño; abandonar no genera felicidad: el abandono deja una herida… Y si no se siente bien, es porque no está bien abandonar.

Esto me hace recordar el día que hablé con mi progenitora. Ella estaba muy agobiada diciéndome que todo había estado en su contra en el momento en que yo nací. Por mucho tiempo, para mí sus razones, fueron solo pretextos, porque yo estaba llena de dolor y coraje, ya que yo sí había sentido su rechazo y su abandono. La historia que me contó y los detalles de esta para mí solo fueron puro dolor, aunque, más tarde, al trabajar mi historia en terapia, todo eso tuvo sentido para mí. Ella me dijo que cuando supo que estaba embarazada no sabía qué hacer, que ocultaron su embarazo de su papá, que se tenía que fajar para que no se dieran cuenta de su embarazo, que estaba llena de miedo, vergüenza, coraje, descontrol, tristeza, y que no contó con el apoyo de “pareja”, o sea, de mi progenitor, y que su familia no la apoyó para nada. Bueno, sí la apoyó: lo hizo solo para poder entregar en adopción a ese bebé que venía en camino, a quien ella no estaba dispuesta a cuidar porque su vida apenas empezaba: tenía solo 19 años.
Eso fue exactamente lo que yo sentí cuando empezaba mi vida, cuando nací. Sentí su abandono, me faltaron sus brazos, me faltó su amor, me faltó su cariño y me faltaron sus cuidados. ¡Y realmente me dolió, y mucho! Por un buen tiempo lamenté que ella no me hubiera querido; incluso, pensé que de alguna manera yo había tenido la culpa de que ella me hubiera dejado. Fue muy difícil dejar todo eso atrás; sin embargo, lo hice, porque así lo decidí. Lo he contado en otros escritos: ¡yo llegué al punto en que no podía más!, y ahí todo cambió.
Al hablar con mi progenitora, entendí que esa fue la decisión que ella tomó cuando yo nací: ella decidió darme a mis papás. Ella decidió abandonarme y dar la media vuelta, e irse a vivir su vida, así como se lee. Realmente así fue. Los factores que ella consideró para tomar la decisión, ella los sabe bien, y para ella fueron lo suficientemente fuertes como para regalar a su bebé recién nacida.
Con los años, todo cambió; pude aceptar muchas cosas alrededor de su historia que anteriormente no tenían sentido alguno para mí. Entendí también que en realidad cuando una mujer no planea ser madre o no desea ser madre o se le cierra el mundo a la hora de saber que está generando una vida, lo mejor que puede sucederle a un bebé es que sea adoptado.
Por otro lado existen muchas parejas que por diferentes circunstancias de la vida no han podido formar una familia, y están deseosos de ser padres, se preparan y se informan para vivir la adopción de la mejor manera posible. Es entonces que el abandono se convierte en la base de la adopción, me parece muy importante que las parejas interesadas en adoptar así como las que ya adoptaron se preparen para hablar del abandono con sus hijos, tal vez preguntándose que de la historia les cuesta más trabajo hablar con su hijo y reflexionando el porque, eso es lo más sano, hablarle de su historia sin minimizar ni endulzar ningún detalle, apegándose siempre a la realidad, es aquí donde es muy recomendable contar con la asesoría de un profesional especializado en adopción pues el adecuado manejo de esta situación especial en la vida de las familias formadas por medio de la adopción representa una mejor oportunidad de vida para todos los involucrados.

Felices Vacaciones de verano : )
Mónica C.U.



4 comentarios:

  1. Muchos padres adoptivos tenemos miedo a utilizar la palabra Abandono. Parece que con ella vamos a hacer más daño a nuestros hijos. Mi hija la usa y hubo un momento en que su pregunta era ¿por qué me abandonaria mi madre?.
    Como siempre tu sinceridad y sencillez en contar experiencias tan complejas y profundas ayuda a enfrentar nuestra realidad de familia adoptante.

    un abrazo

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  2. Muchas gracias por tu comentario, yo se que existe el temor de usar la palabra abandono,lo importante es saber que animarse a usarla puede ayudar a superar el dolor que el abandono puede generar.

    : )

    Un abrazo

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  3. Mucha gente no usa la palabra abandono, generalmente por que ven en esta palabra cargas negativas. Pero es que abandonar no es un acto loable, lo cojamos por donde lo cojamos. Yo en mi casa tengo un claro ejemplo del dolor que produce sentirse abandonado, sentir que te han fallado, que no te querían. Por otra parte, no puedo contarle a mi hija que la dejaron por amor: abandonar por amor, para mi, es incompatible. El hecho de que una persona tenga sobrados motivos para cometer un acto cualquiera, no hace ese acto bueno, beneficioso o loable. Y el niño abandonado es una víctima, y para que cure su herida hay que reconocerselo.
    Por supuesto todo lo que digo es mi humilde opinión como madre de una niña tremendamente dañada.
    Besos, Mónica. Muy bonita entrada.

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  4. Hola Xiao,

    La opinión de una mamá que vive el día a día las consecuencias de lo que un abandono genero, es la opinión más valiosa desde mi punto de vista, porque habla de lo que esta directamente ligado a la adopción con la realidad en las manos, ni más ni menos.

    Muchas gracias por tu comentario, Un abrazo : )

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